La historia que les voy a contar es verdadera, yo fui testigo de todo lo ocurrido esa noche de Halloween.
Clarissa era una joven estudiante de hechicería avanzada, era lo común en Tierra Negra, lugar donde vivían brujos, hechiceros y magos y yo era su fiel compañero desde que cumplió 5 años, íbamos juntos a todas partes.
Aquel 31 de octubre era el examen final, el que lo pasaba se consideraría en adelante hechicero maestro y podría disfrutar de todos los beneficios que esto traía. Por el contrario, el que no pasara la prueba sería desterrado para siempre de Tierra Negra. La prueba final consistía en hacer un hechizo que permitiera atravesar el umbral que separaba Tierra Negra del plano de los mundanos y pasar una noche allí. Los mundanos eran seres humanos sin poderes que se destacaban por su crueldad y ambición.
Clarissa empezó por buscar el conjuro necesario para abrir el portal, se demoró toda la mañana en la biblioteca central, pero al fin lo halló. Los ingredientes no eran fáciles de conseguir, en especial uno, el sentimiento de terror de un ser querido. Esto complicaba mucho a Clarissa pues sus seres queridos eran muy pocos, además de que los habitantes de Tierra Negra no eran muy dados a sentir miedo y mucho menos terror. El tiempo apremiaba, ya eran las 6 de la tarde y aún faltaba aquel complejo ingrediente.
Yo estaba paseando por la cocina mientras Clarissa pensaba cómo conseguirlo, de pronto sentí que me cogieron por la espalda y me apuñalaron, fue todo muy rápido, caí al suelo y desde allí pude ver a mi agresor, no podía creerlo, era Clarissa con un cuchillo en la mano y detrás de ella venía la muerte. Mi amiga pudo atrapar el terror que sentí al mirar de frente a aquella mujer vestida de plateado con ojos negros tan profundos como el universo.
Al despertar me encontré en un lugar extraño, Clarissa estaba junto a mí, estábamos en el lado de los mundanos, me sentía mareado. Cuando estuve mejor, Clarissa me explicó que usó un cuchillo especial de sus ancestros que tenía poderes mágicos, fue creado por un hechicero muy antiguo para engañar a sus enemigos. El cuchillo al atravesar a un ser vivo no le causaba heridas mortales sino que lo transportaba a otro plano. Entonces, de esta manera Clarissa obtuvo el terror que necesitaba para su conjuro y pudo abrir el portal al plano mundano.
Lo que no previó mi amiga, fue que esta jugada no le gustó a la señora del vestido plateado, a ella nadie se le escapaba. Pronto la muerte nos encontró y nos maldijo para toda la eternidad. Yo me quedaría en el lado mundano y toda mi estirpe quedaría marcada, desde entonces los gatos negros somos considerados de mala suerte y símbolo del mal. Clarissa no corrió con mejor suerte que yo, ella pudo volver a Tierra Negra pero debía regresar cada 31 de octubre al mundo de los humanos para festejar a la mujer de plateado y entregarle un alma, a esta ceremonia la llamaron Halloween.
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