Ivana tenía 11 años cuando decidió crear el proyecto Paradigma, era una palabra que le había oído a su padre y le había encantado, aunque no sabía su significado. Ella vivía sola con su padre, Mauricio, ya que su madre había muerto tres años atrás, él era un médico dedicado a la investigación, que después de la muerte de su esposa se enfocó en estudiar la enfermedad causante de su muerte y estableció el laboratorio en el sótano de la casa para poder estar pendiente de su hija. El viudo no sólo decidió aislarse del mundo en su laboratorio, también había cambiado su temperamento, ya no era el hombre afable que solía ser, ahora siempre estaba de mal humor, todo le molestaba, incluso cuando Ivana reía lo consideraba una ofensa a la memoria de su madre y la niña terminaba castigada en su cuarto.
El proyecto Paradigma consistía en observar el comportamiento de una lagartija sin cola que Ivana había capturado en la cocina. El padre de Ivana le había explicado alguna vez que las lagartijas tenían el poder de regenerar su cola, así que Ivana consiguió un acuario en desuso y allí metió al pequeño lagarto. Todos los días al levantarse iba a ver a la lagartija y anotaba en un cuaderno los cambios presentados por el animal, no eran muy notables pero la niña se entretenía un buen rato mirando el acuario, consiguiendo arañas y moscas para alimentar al reptil. Al quinto día de observación, Ivana contemplaba la lagartija cuando esta le habló, le dijo «estoy cansada de estar encerrada, me siento sola». La niña rápidamente se echó para atrás sorprendida ante tal suceso, se quedó pensando unos segundos y dijo: «repítelo por favor, repite lo que dijiste», pero la iguana no volvió a decir nada. Desde ese momento, la iguana todos los días le decía una frase a Ivana, la cual no salía de su extrañeza, por lo que se decidió a contarle a su padre.
—Papá imagínate que la iguana que tengo en el acuario viejo, todos los días me habla—confesó Ivana.
—Pero de qué estás hablando Ivana, déjate de tonterías, ya no eres una pequeña para inventar esas historias—le contestó Mauricio.
—Yo sé que es raro, pero te juro que es cierto—dijo Ivana.
—Hija, no tengo tiempo para perder en estas cosas tuyas, estoy a punto de descubrir la cura para la enfermedad que mató a tu madre—dijo Mauricio.
Ivana no contestó nada, pensó que su padre tenía razón y que seguramente ella estaba enloqueciendo como su madre.
La mamá de Ivana murió debido a una enfermedad mental, de la que se sabía muy poco en el mundo médico, era muy rara, le daba a una persona en un millón. La enfermedad empezaba a manifestarse con alucinaciones, luego se presentaban delirios y estos se iban agudizando con el tiempo. En el caso de la mamá de Ivana, ella sufría de aracnofobia, por lo que ella sentía que tenía arañas en el cuerpo, se desesperaba y quería arrancarse la piel, hasta que un día no aguantó más y se tiró del segundo piso de la casa, murió instantáneamente. Mauricio había descubierto que la enfermedad se daba debido a la falta de conexión de algunas neuronas, pero le faltaba saber la causa de la desconexión para poder hallar la cura. También había descubierto que en todos los casos que había en el mundo, la enfermedad resultó hereditaria, desde que lo supo Mauricio no podía dormir pensando en que también iba a perder a su hija.
A los dos meses la cola del reptil ya había crecido completamente, entonces Ivana pensó en liberar a la lagartija, puesto que en varias ocasiones esta le había manifestado que no le gustaba el encierro. El día que Ivana la liberó, esta le dijo «dile a tu padre que la causa es el sodio». Ivana no entendió lo que quiso decir la lagartija, como algunos otros días en que las frases eran un poco incoherentes, sin embargo a riesgo de ser regañada o castigada fue al laboratorio de su padre y le contó lo que había dicho el animal. Mauricio en ese momento, paró lo que estaba haciendo, saltó de alegría, alzó a Ivana y la besó como hacía mucho tiempo no lo hacía.
Mauricio comprobó en el laboratorio que los bajos niveles de sodio ocasionaban la no conexión de las neuronas, generando las alucinaciones y los delirios. En los siguientes meses, el doctor pudo hallar un tratamiento eficaz contra la enfermedad, volvió a sonreír y a ser el buen padre que era. Ahora disfrutaba jugando con Ivana a cazar lagartijas parlanchinas e inventando toda clase de proyectos.
Palabras: Paradigma - Proyecto
Quien Postulo: Mauricio
País: Colombia
Comments